Cambiar un local por una vivienda constituye una de las soluciones mediante las que se intenta aprovechar un inmueble para un fin que no era el que se había pensado para él en un principio. Sin embargo, no se trata de un trámite que pueda hacerse a la ligera.

Esta operación requiere, además de, en ocasiones, una cierta inversión económica para llevar a cabo el nuevo acondicionamiento, una serie de gestiones administrativas y legales para hacer efectivo el cambio. A continuación, se da un repaso a las claves de estos procesos.

Las bases de un cambio de local a vivienda

No siempre va a poder realizarse el cambio de local a vivienda, pero es posible comprobar si se cumplen los requisitos que lo validarían. En este sentido, lo primero que hay que revisar son las leyes urbanísticas de la localidad en cuestión donde se encuentra el local que se destinaba a fines comerciales.

  • La primera premisa que hay que constatar es, en caso de que el antiguo establecimiento esté ubicado en una finca compartida con más vecinos, si los estatutos de la comunidad de propietarios prohíben expresamente la modificación en cuestión. Otra posibilidad es que esta opción pueda ser autorizada por acuerdo de la junta de vecinos.
  • La segunda circunstancia a tener en cuenta es que no se rebase la cantidad de viviendas que se permitan, en virtud de la normativa urbanística específica, en determinadas zonas. Finalmente, cabe señalar que tiene que otorgarse la cédula de habitabilidad en función, tanto del decreto vigente a estos efectos, como de las normas urbanísticas del municipio donde esté situado el inmueble.

¿En qué consiste la cédula de habitabilidad?

A grandes rasgos, es el documento que certifica que un inmueble reúne las condiciones mínimas exigibles para albergar la residencia de personas físicas. En este sentido, es preciso cumplir una serie de reglas tales como la iluminación y la ventilación de las habitaciones o la altura mínima de los techos. Asimismo, si la futura vivienda recae a la acera, es importante el tamaño de la fachada (también en relación con los patios interiores).

Antes de poner en marcha una de estas iniciativas, hace falta contar con la asistencia cualificada de un arquitecto o arquitecto técnico. Este profesional podrá emitir el informe donde se certifique que el inmueble reúne las condiciones necesarias para ser transformado en vivienda.

Si, finalmente, el cambio de uso resulta viable, el siguiente paso consiste en obtener las licencias municipales pertinentes y la inscripción de la vivienda en el Registro de la Propiedad.

En definitiva, cambiar un local por una vivienda es posible si esta se autoriza en su entorno y el espacio cumple una serie de requisitos de habitabilidad. Para ello conviene consultar anticipadamente con un arquitecto y los urbanistas del ayuntamiento.